Hoy en Small Wide World hablamos con Andrea Martínez Celis, especialista en pragmática en la enseñanza de inglés
—Small Wide World: Buenos días, Andrea. Tengo entendido que eres especialista en competencia pragmática. ¿Podrías explicarnos brevemente de qué se trata esta competencia?
—Andrea: Bueno, la competencia pragmática ha sido definida por diversos autores como la habilidad para utilizar el lenguaje de manera efectiva con el fin de conseguir un propósito específico y de entender el lenguaje en su contexto. En nuestra lengua materna, esta habilidad la adquirimos durante nuestro desarrollo sociocultural. Es decir, la vamos perfeccionando a medida que aprendemos a hablar y a socializar en nuestro entorno cultural.
—Small Wide World: En tus investigaciones hablas de un término muy interesante como son los “fallos pragmáticos”. ¿A qué te refieres exactamente?
—Andrea: En una segunda lengua es posible que la falta de competencia pragmática no nos permita comunicarnos apropiadamente en el nuevo contexto cultural. Si eso ocurre, podemos estar cometiendo “fallos pragmáticos”. Es decir, por un lado, tenemos la gramática, que son las reglas del lenguaje, el conjunto de normas para hablar y escribir correctamente en un idioma, mientras que la pragmática trata de cómo usar ese idioma en el contexto adecuado. Si no tenemos competencia pragmática, aunque nuestra gramática sea perfecta, hay muchas probabilidades de que se produzcan malentendidos, lo que en lingüística llamamos »errores o fallos pragmáticos». Estos ocurren cuando lo que el hablante quiere decir no es lo mismo que percibe su interlocutor.
—Small Wide World: Es muy interesante, pero ¿cómo podemos identificar los fallos pragmáticos? ¿Nos podrías poner un ejemplo?
—Andrea: Claro que sí. Por ejemplo, cuando alguien nos hace un cumplido en español (de España) tendemos a negarlo con el fin de restarle importancia: “—¡Qué jersey más bonito llevas! —¿Este? —¡Qué va! —Es de hace mil años.”. Sin embargo, si contestáramos de la misma manera en inglés estaríamos cometiendo un fallo pragmático. En un contexto cultural anglosajón, lo más apropiado sería aceptar el cumplido, contestando simplemente con “—Muchas gracias.” o, como mucho, evadiéndolo así: “—Lo compré en una tienda en el centro.”, pero en ningún caso negándolo.
—Small Wide World: ¿Y eso por qué?
—Andrea: De alguna manera le estaríamos insinuando a nuestro interlocutor que está equivocado/a o no está diciendo la verdad, lo cual en algunas culturas puede resultar muy ofensivo. De hecho, hay dos tipos de errores, los que llamamos sociopragmáticos, que se producen cuando trasladamos a otra lengua nuestras propias percepciones culturales y sociales, como el ejemplo de los cumplidos, y los pragmalingüísticos, que se producen cuando usamos en otra lengua fórmulas propias de la nuestra, por ejemplo, si alguien dice en español cuando se despide “—Adiós, ¡nos vemos!” y el otro le responde “—¿Cuándo?”.
—Small Wide World: Entiendo. Muchas gracias, Andrea. Esta información es muy útil. Ser consciente de estas diferencias pragmáticas nos puede ahorrar muchos malentendidos culturales. Pero, una última pregunta, ¿por qué has dicho en el español de España? ¿Es que hay diferencias en cuestiones pragmáticas en un mismo idioma cuando se habla en lugares diferentes?
—Andrea: Sí, las hay. Si quieres hablamos sobre ellas el próximo día.
—Small Wide World: Me encantaría, ya que sabes tanto sobre este tema.
—Andrea: ¡Qué va!
—Small Wide World: 😊