¿Por qué, en tiempos de incertidumbre, lo nuestro parece mejor?
Una vez más nos han venido a recordar que la vida es impredecible. Esta vez ha sido un virus. Y por mucho que hubiéramos deseado ahorrarnos el recordatorio, parece inevitable que cierta inquietud y temor a lo desconocido se instale en nuestras vidas.
Esta situación también afecta a nuestras actitudes y comportamientos. Hemos podido apreciar grandes ejemplos de solidaridad, pero con el mismo ímpetu estamos viendo reacciones muy negativas hacia otros países, culturas o personas que pertenecen a colectivos que no piensan y actúan como nosotros.
A pesar de que la xenofobia aflora una y otra vez en épocas de crisis e incertidumbre, lo cierto es que en Europa “creemos tan poco en las recaídas de la barbarie”, como escribió Stephan Zweig en sus memorias, “como en brujas y fantasmas”.
¿Es posible que en esta ocasión aprendamos de viejos errores? ¿Qué lugar ocupará la convivencia entre culturas en la “nueva” normalidad?