¿Tener un idioma en común es suficiente para comunicarnos con éxito? La importancia de la diversidad cultural en un mundo globalizado
Como hablantes de lenguas tan internacionales como el español y el inglés, tendemos a pensar que las interacciones con personas de otros países tendrán lugar sin ningún problema, ya que compartimos un idioma en común. Sin embargo, la comunicación se rompe muy a menudo, sin saber por qué, y es que la gramática y la pronunciación no son las únicas barreras que nos podemos encontrar al interactuar con personas de otras culturas. Por un lado, dentro del lenguaje verbal, tenemos expresiones muy dependientes de la cultura, que fuera de nuestro país, o incluso, fuera de nuestra provincia, no se entenderían. Por otro lado, el lenguaje no verbal es clave a la hora de relacionarnos con otras culturas. Por ejemplo, poner el dedo pulgar hacia arriba, como signo no de confirmación, es considerado un insulto en países tan cercanos como Grecia. Decir ‘sí’ con la cabeza moviéndola hacia arriba y abajo y decir ‘no’, moviéndola de izquierda a derecha, algo que consideramos tan universal, se expresa justo al contrario en Bulgaria. Mirar a los ojos directamente puede ser considerado irrespetuoso en países de Asia y Oriente Medio, mientras que en los países occidentales implica franqueza. Incluso el silencio o la falta de él es importante, en España solemos necesitar un feedback continuo en las conversaciones y el silencio nos llega a incomodar, mientras que en otras culturas el silencio es una muestra de respeto.
Todas estas cuestiones son a menudo olvidadas y pueden significar el éxito o el fracaso en un acuerdo de negocios, por ejemplo. Small Wide World, desde su propia iniciativa en la formación y en la concienciación del personal de instituciones públicas y de empresas particulares en competencia intercultural, ha ofrecido un taller centrado en estos aspectos para celebrar el día de la diversidad y poder disfrutar de ella, ya que, según la Unesco (2001) la diversidad cultural es “tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos”.
Andrea Martínez Celis, colaboradora de Small Wide World.